miércoles, 19 de septiembre de 2012

¡Que sea ya lunes!

Hoy vengo de bajona absoluta. Bueno, bajona no, más bien estrés mezclado con nervios mezclados con impaciencia. No sé cómo hace apenas unos días me tomaba esto con una tranquilidad absoluta y sentía que las cosas iban pasando según tenían que pasar y no había nada de lo que preocuparse. Ahora mismo siento que estos últimos días están siendo de mucho trajín, que todavía me queda mucho más movimiento para estos próximos días y, lo peor de todo, es que me siento superdébil.

Siento que no soy capaz de desconectar, que mi mente siempre está dándole vueltas a algo y que eso me cansa mucho, física y mentalmente. Me cuesta dormir por las noches, y para mí dormir es algo fundamental, no soy ese tipo de jovencita que una noche duerme tres horas y al día siguiente está como si nada, y lo peor de todo es que tengo un poco de miedo.

Me ha entrado el miedo a una nueva vida laboral. Llevo más de un año sin ir a trabajar, aunque quizás este último año como opositora se haya considerado, de alguna forma, un trabajo, aunque con unos horarios muy flexibles, porque si un día me quería quedar media hora más en la cama, me quedaba, y si un día estaba cansada y me iba una hora antes a casa, me iba. Pero ahora va a ser diferente, ahora no puedo desatender mis responsabilidades aunque esté cansada, aunque haya dormido mal, aunque me duela la cabeza o aunque me apetezca hacer otras cosas. No puedo desatender a unos niños que dependen de mí porque entonces morirían. Esos son mis pensamientos ahora mismo.

Por otro lado, estoy ya de despedidas hasta el gorro. Te he leído que cuando tú te fuiste a Londres no quisiste dejar a nadie sin decir adiós. Yo ahora mismo mandaría a todo el mundo a tomar por el culo y me encerraría en mi habitación hasta el domingo por la noche, que hay Cuarto Milenio y tengo que salir al salón a verlo. De repente todo el mundo quiere decirme adiós. Gente que, te soy completamente sincera, no me importa una mierda, me llama todos los días y me dice que a ver si nos tomamos un café. Y a mí ya no me apetece. Estoy harta de contar mil veces la misma historia y obtener siempre la misma respuesta, que encima siempre es buena, todo el mundo me anima, me dice que me va a ir muy bien y me desea suerte, pero yo ya me cansé. 

Además no estoy sintiendo las despedidas, si te digo la verdad, como si realmente lo fueran. En el mundo en el que vivimos hoy en día puedes sentir cerca a personas que tienes a miles de kilómetros, igual que puedes sentirte sola (como me ha pasado a mí en este último año de mi vida) en un lugar donde estás rodeada de tu gente. Me despido de algunas personas siendo totalmente consciente de que van a seguir ahí, que seguiremos hablando y que cuando nos volvamos a ver todo va a seguir igual, con lo cual, no me da pena ninguna y es todo como un poco falso, al menos por mi parte.

Lo único que me da una pena horrible nivel "no sé si voy a ser capaz de hacer esto" es tocar por última vez con mi banda. Este finde tenemos dos actuaciones. Bueno, qué digo actuaciones. Tenemos dos procesiones, que es mucho mejor, y la verdad es que no me siento ni con fuerzas ni con ganas de ir. Ahí es donde siento de verdad que me voy, que mi vida va a cambiar. Que se acabaron las procesiones y los Maters Meas. Eso es lo único que me duele dejar atrás. Pero dolor de abrírseme el alma y querer tirarme al suelo y hacer la cucaracha boca arriba.

Pero por lo demás, necesito, y lo necesito de verdad, que sea ya domingo a las doce de la noche, que intente dormir y no pueda, que me despierte a las cinco de la mañana para ir a barajas, que coja el avión y que por fin pueda decirme: "se acabó".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no te voy a dar ánimo ni ha decirte que todo va a salir bien. Pero yo cuando estoy como tu lo que me funciona es gritar, vocear, saltar, quitarte todas esas emociones de encima a base de bestialidades. Otra buena opción es dedicarte al arte, usarlo como catarsis y utilizar eso que sientes ahora para escribir la historia de tu vida.

Si te sientes débil ponte música, eso siempre funciona, pero escucha canciones con fuerza, con guitarras electricas y una buena batería, nada de moñadas lentas.

Sobre los miedos que tienes, que te voy a decir, si algo sale mal pues sale mal, que le vas ha hacer, pero creo que con ese miedo te estás subestimando un poco. No creo que porque te levantes un día 15 minutos más tarde esos niños se mueran.

Y sobre las procesiones yo creo que se te pasará cuando entres a formar parte de una banda de gospel tocando el clarinete, se que no será lo mismo, peor así al menos no pasarás frió detrás de una virgen que se mueve más lenta que la Duquesa de Alba recién levantada.

WE LOVE PERRA

Elena dijo...

Ainss.... pues a mí me han dado ganas de llorar.... de llorar y de ir al aeropuerto a esperar tu llamada diciendo que te casas, que me espera el vuelo charter y que salga corriendo al duty free a por la pamela.

Que suene bien alto la orquesta este finde!

<3

Alba de Frutos dijo...

He llegado a este blog a través del twitter de perra y aunque no soy muy dada a comentar me apetece hacerlo. Soy una segoviana de nacimiento, madrileña de adopción y ahora mismo me encuentro en Chicago por un tiempo. He tenido todos y cada uno de los sentimientos y pensamientos que describes. El miedo es el peor de todos pero desaparece una vez que pasas el control de aduana. En ese momento ya sabes que no hay vuelta atrás y que lo que viene ahora lo modelarás a tu gusto. Yo todavía estoy en la fase de hacerlo y de crearme una rutina y a menudo tengo sentimientos encontrados. Pero solo con lo que he aprendido de mi misma ya ha merecido la pena el viaje. Qusiera animaros a que continuéis con el blog, me encanta la idea y os seguiré con mucho gusto. Por cierto, si tienes oportunidad, no dejes de visitar Chicago.
No me toméis lo que voy a decir a continuación como publicidad, es solo que yo también decidí abrirme un blog para compartir las experiencias de mi estancia. Os dejo la dirección, sed bienvenidos.
https://lagenteestafatal.wordpress.com/